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jueves, 30 de diciembre de 2010

Vela que se consume

Vela que se consume, con el aleteo de su llama
Que pierde su forma original, que no para de ser soplada
Sigue consumiéndose a pesar del olvido, allí donde quedo desertada
Siempre apacible, con calma, y amedrentando la energía apasionada

Con su desvanecimiento deja lagrimas  a su alrededor.
Marchitando su mecha, sigue luchando para encontrar su interior
Ciega, sorda, incauta ante los soplos del vaivén de su viaje
Sigue enérgica, pero débil,  ante el destino que le sucumbe sin viraje.

A momentos refluye de su mitigada presencia
Buscando el aire, indulgencia perdida, el aliento donde encontrar la salida
Se consume…, el dolor ya no pesa, tan solo espera el momento en que el dolor cesa
Amaina en su morada, ya encontró la respuesta, llego su fin, es allí donde encontró su respuesta.