Elisenda Bellmunt

Con mi cintura revoloteé por tu mundo de estratega
con mis brazos tras tu espalda y mis pechos aferrados en ella
obsrbé tu mundo de manto de papeles repleto de palabras muertas
palabras que solo otorgan el derecho de expresión comprada
de tristes sucesos  y posesiones enmascaradas,con centelleante soplo de ilusión
una ilusión para comercializar con un estatus de paso
un nombre distinguido, una empalagosa reputación
de la que ni tu mismo eres capaz de consumir.
Pero si al placer de chapotear en charcos de cava
rebozarte en manteles de caviar.
Me acerco a tu oido y sin mencionar palabra
tan solo te transmito el calor del bao que mi dolor te aclama
y te retuerces en tu silla intentando esquibar lo que no quieres escuchar
el llanto de aquel, contra el que arremetes
y el grito por el que ni luchas ni defiendes
y tapas con tus manos para que no te rocen mis labios en tus oidos
y finges una mueca de sonrisa irónica
a la que no sabes como sucumbir con armonia
estiras de tu chaqueta y peinas tus fugitivos pelos
y regresas a la postura de tu mundo.
...pero por la noche, mientras cierras tus ojos